Aunque diferente este año, los ilicitanos se volvieron a echar ayer a la calle para derrochar imaginación y color en la fiesta de Carnaval. Ante la ausencia en esta ocasión de desfile como tal, la diversión se congregó, según había organizado el Ayuntamiento, en el centro de la ciudad, entre la Plaça de Baix y la Glorieta.

Los primeros en dejarse ver fueron los más pequeños de la casa ataviados con disfraces de todo tipo. El centro de la ciudad se llenó de mosqueteros, piratas, policías, Spider-Mans, princesas, Blancanieves, brujas, payasos y animales muy diversos. Fueron los motivos carnavalescos más repetidos entre los niños que disfrutaron de una tarde muy animada en la Plaça de Baix, acompañados por sus padres, algunos, para dar ejemplo, también caracterizados. Los pequeños se lo pasaron en grande con juegos, canciones y bailes, todo a cargo de la compañía "La Nona Teatro", que amenizó la fiesta infantil.

Más tarde, de cara a la noche, los que invadieron el centro fueron los jóvenes y los más mayores, ellos, también, disfrazados con sus mejores galas para la ocasión. Y no era para menos, se acerca la Cuaresma. Por eso, había que aprovechar para despojarse de cierta rigidez y dejar volar la imaginación y disfrutar de un periodo de permisividad y cierto descontrol, lo que caracteriza a la fiesta de Carnaval.